PUÇOL VCF I PROU

PEPE CLARAMUNT

DON JAIME HERNÁNDEZ PERPIÑÁ, D.E.P.

Don JAIME HERNÁNDEZ PERPIÑÁ,  D.E.P. 

   Ha faltat el mestre Don Jaime Hernández Perpiñá, periodista e historiador de Canet d'En Berenguer, tot un referent del periodisme valencià i figura clau en la divulgació de la gran història del VCF. Autor del llibre "La Gran Historia Del Valencia C.F." un auténtica biblia per al valencianisme. Ha participat en el proleg de un dels dos llibres oficials que el Valencia C.F. publicará per al Centenari. 
   Vos deixem açi un articul del alumne i admirador de Jaime, Paco Lloret. Magnific com sempre.



Un maestro ante el micrófono

Paco Lloret     Las Provincias-30-06-2018
La memoria, caprichosa y selectiva con los recuerdos, me transporta a los últimos días de las vacaciones del verano de 1972. En ese tiempo crepuscular, de capitulación de la buena vida, a mediados de septiembre, cuando se acortan las horas con la certeza irreversible del regreso a las aulas, solo hallaba consuelo por la vuelta del fútbol. En aquel maravilloso territorio de Montesol, todavía sin domesticar, envuelto por el aroma irresistible de los pinos y el jazmín, todo transcurría de forma lenta y monótona. El receptor de radio ocupaba un lugar privilegiado en nuestras vidas, instalado encima de la chimenea, en un lugar preferente, como merecía. A través de las ondas vivimos el glorioso triunfo del Valencia en el Calderón por 1-3 en el la apertura del campeonato liguero. Un espejismo. A renglón seguido vino el debut en la Copa de la UEFA. En el desaparecido campo de Maine Road se estrenó el equipo de Di Stéfano ante el Manchester City, un rival de envergadura, con varios internacionales ingleses en sus filas. La voz de Jaime Hernández Perpiñá precisaba con detalle los datos del encuentro y la atmósfera del escenario. El excelente sonido ambiente garantizado por la BBC permitía imaginar cómo se desarrollaba el duelo. Al final hubo empate a dos, con sendos goles argentinos, de Adorno y Valdez. Gran partido y una lección magistral de periodismo deportivo.
El ritmo narrativo y la capacidad descriptiva de Jaime Hernández Perpiñá me tenían cautivado. Un locutor que medía con precisión las palabras y que sabía acentuar y distinguir los episodios trascendentales del partido. No resultaba complicado entender desde la distancia todo lo que sucedía sobre el terreno de juego por su prodigiosa facultad oratoria. El verbo fluía sin atropellos ni dudas. Le ponía sentimiento pero no caía en el forofismo ni en la exageración gratuita.
Un año antes, en los últimos días de primavera, el Valencia, recientemente proclamado campeón de Liga, acudió al campo del Betis para salvar una complicada eliminatoria copera. Los béticos, campeones de Segunda, habían logrado empatar sin goles en Mestalla en la ida. Los valencianistas dieron un golpe de autoridad y se impusieron por 0-4 gracias a los tantos de Forment por partida doble, Claramunt y Valdez. La transmisión a cargo de Jaime Hernández Perpiñá se quedó grabada en el disco duro de esos momentos especiales que permanecen frescos desafiando el paso del tiempo sin saber muy bien por qué.
Jaime Hernández Perpiñá fue la voz del maravilloso Valencia de Peris y Julio de Miguel Él siguió en su sitio, sin sacar pecho ni dárselas de histórico; respetuoso con los demás y leal
Las hazañas de los ídolos iban unidas a su voz, a su timbre peculiar, a su formidable velocidad expresiva. Las cabalgadas de Antón, las paradas de Abelardo, la seguridad defensiva de Sol y Aníbal, la velocidad de Sergio, la clase de Paquito están asociadas a su figura, la de un informador riguroso y con personalidad. Palabras mayores. Jaime Hernández Perpiñá fue la voz que acompañó a aquel maravilloso Valencia de Julio de Miguel y Vicente Peris en el puente de mando.
Unos años después, ya en la adolescencia, sacrificados los juguetes en las preferencias de los Reyes Magos, salvo la irrenunciable cuota testimonial del tren eléctrico Marklin, no hubo ninguna duda a la hora de elegir el libro de la Historia del Valencia escrito por el maestro como el regalo deseado. Aquella obra ha sido considerada, con razón, como la biblia del valencianismo por varias generaciones que bebimos de esa fuente y aprendimos nuestra primera lección en la asignatura de Algirós a Mestalla, desde Montes y Cubells hasta el presente, entonces a mediados de los años setenta. Esa obra fue la aproximación para conocer mejor la entidad valencianista, para descubrir episodios desconocidos y entender mejor sus orígenes. Un tesoro. Con el paso de los años llegó el momento de compartir actividad profesional, de coincidir en el relato diario de la actualidad desde medios diferentes. La inevitable evolución cambió el panorama de los medios de comunicación en la década de los ochenta y Jaime Hernández Perpiñá seguía en su sitio, sin sacar pecho ni dárselas de histórico, respetuoso con los demás, leal a sí mismo, mantuvo su estilo de forma impecable, no renunció a su manera de entender el periodismo ni varió las formas ni el modo. En alguna ocasión le expresé mi admiración y le hablé de la influencia que había ejercido. Su respuesta fue modesta y sencilla, recibí palabras de ánimo y de agradecimiento sincero.
Con Jaime Hernández Perpiñá se va una figura capital del periodismo deportivo valenciano, una persona íntegra y un profesional auténtico, sin dobleces. Atrás queda un largo historial, pionero en televisión, redactor de prensa escrita, pero, sobre todo y fundamentalmente, un hombre de radio, de esos que supieron transmitir a través de los micrófonos la esencia del momento, la noticia en toda su dimensión. La grandeza de Jaime fue la sencillez y naturalidad con la que asumió el papel de hermano del gran José Manuel, a quién la prematura muerte cortó una carrera brillante. A raíz de su desaparición, Jaime abandonó los seudónimos y optó por lucir sus apellidos, un rasgo de su nobleza personal. Quienes nos consideramos herederos de aquellas tardes y noches de radio deportiva, de sus programas y transmisiones, quienes fuimos sus devotos oyentes, le estaremos siempre agradecidos.

About Author Mohamed Abu 'l-Gharaniq

when an unknown printer took a galley of type and scrambled it to make a type specimen book. It has survived not only five centuries.

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