El valencianismo despide a D. ARTURO TUZÓN

Fue presidente del Valencia CF entre 1986 y 1993. Abandonó la dirección de la entidad cuando ésta ya era sociedad anónima deportiva.

 

      Arturo Tuzón, presidente del Valencia CF entre 1986 y 1993, que falleció la pasada noche a los 82 años, asumió la dirección del club tras su descenso a Segunda División, lo consolidó en Primera y abandonó la dirección de la entidad cuando ésta ya se había transformado en sociedad anónima deportiva.

Tuzón, un empresario nacido en Montán (Castellón) y que trabajó durante algunos años en el País Vasco, asumió la presidencia del club en 1986, en uno de los momentos más oscuros de la historia de la entidad, ya que el Valencia acababa de descender a Segunda División tras 55 campañas en Primera y su situación económica era insostenible.

A su llegada al club se encontró con un déficit cifrado en aquel momento en 2.200 millones de pesetas (13,2 millones de euros), pero también con una afición deseosa de que el Valencia regresara cuanto antes a la elite del fútbol nacional.

En tan solo una campaña logró el objetivo con Alfredo di Stéfano como entrenador y con un bloque de jugadores de la casa. Además el club duplicó en poco tiempo su masa social, que pasó de los 16.000 a los 30.000 abonados.

Sus primeras campañas en la categoría estuvieron marcadas por la paulatina recuperación económica, con una política de austeridad y rectitud, dos de los valores que más han caracterizado a Arturo Tuzón como persona.

Así, el equipo, con el uruguayo Víctor Espárrago como entrenador fue tercero en la Liga en 1989 y subcampeón en 1990. Fueron aquellos los años de mayor esplendor deportivo de la etapa de Tuzón al frente del club.

El saneamiento económico de la entidad no impidió que durante sus siete años de mandato los presupuestos del club se multiplicaran casi por cinco (de los 600 a los 2.800 millones de pesetas) en una etapa en la que el club contó con una base de jugadores valencianos o formados en Valencia, que vivieron su etapa de madurez bajo la presidencia de Tuzón.

Ese fue el caso, entre otros, de José Manuel Sempere, José Manuel Otxotorena, Quique Sánchez Flores, Ricardo Arias, Salvador González "Voro", Paco Camarasa, Salvador Revert, José Miguel Torres, Fernando Giner, Fernando Gómez, Carlos Arroyo, Javier Subirats, Enric Cuxart, Paco Ferrando, Fernando Martínez "Nando", Emilio Fenoll o Eloy Olaya, junto a Roberto Fernández, al que Tuzón recuperó en 1990.

Además del uruguayo Miguel Ángel Bossio y de la fugaz etapa del argelino Rabah Madjer, bajo el mandato de Tuzón llegaron al Valencia dos de los jugadores extranjeros más importantes de la historia del club, el búlgaro Lubo Penev y el montenegrino Predrag Mijatovic.

Durante aquella etapa se inauguró la actual ciudad deportiva del club, construida bajo la dirección del vicepresidente de la entidad José Domingo, y el campo de Mestalla acogió partidos de la selección española correspondientes a los Juegos Olímpicos de Barcelona'92, en el que el equipo nacional logró la medalla de oro.

Precisamente el año 1992 fue clave para Tuzón, ya que fue entonces cuando el club se transformó por imperativo legal en sociedad anónima deportiva, nuevo modelo de club al que se opuso, pero que no pudo evitar.

Pese a ello, optó por mantenerse al frente de la entidad tras la transformación y fue a partir de ese momento cuando vivió sus peores momentos como máximo responsable de la sociedad, cuya estructura no se ajustaba a la que deseaba para el Valencia.

Tuvo problemas de todo tipo con miembros del consejo de administración del club, con algunos jugadores y con entrenadores como el holandés Guus Hiddink, que fue destituido en noviembre de 1993, días antes de que Tuzón decidiera abandonar el club, que vivía en aquellas semanas al ritmo de la polémica diaria.

Su dimisión tuvo lugar el 24 de noviembre de 1993 y fue sustituido por el vicepresidente Melchor Hoyos. "Me voy sin reproches pese al deterioro del club", afirmó en su despedida.

Tuzón ha sido uno de los presidente con un mandato más largo al frente del Valencia y tras su dimisión acudía con cierta asiduidad a los partidos en Mestalla, ya que al margen de su pasión por el Valencia, siempre fue un gran aficionado al fútbol.